"El 20 de febrero del 2014 Efrén García, el hombre con quién yo mantuve una relación durante 10 años y con quien procreé una hija me arrojo ácido, porque no me quiso dar mi libertad".
Carmen Sánchez es una sobreviviente a un intento de feminicidio, es madre, es estudiante de Derecho y tuvo que convertirse en activista para defenderse y defender a otras mujeres que sufrieron la misma violencia.
Narró en entrevista para Nación321 que después de haber vivido en carme propia las injusticias y las omisiones por parte del Estado mexicano y de haber conocido a más mujeres que también sobrevivieron a la violencia ácida, decidió hacer la fundación Carmen Sánchez MX en el 2021.
"El objetivo principal de la fundación es darnos a las mujeres que sobrevivimos a esta violencia tan devastadora, un poco de lo que el Estado mexicano no nos garantiza", afirmó.
Carmen detalló que el ataque con ácido que sufrió fue la culminación a una serie de violencias que había vivido y que por muchos años justificó y romantizó, incluso afirma que se sintió culpable y responsable por lo que su agresor le hizo, pero lo que más impotencia le dio fue que las autoridades hicieron caso omiso a sus denuncias.
"Cuando me atacaron, yo pasé 8 meses en el hospital, pero de inmediato denuncié y lo único que hicieron las autoridades fue mandarme a conciliar y de ahí no pasó a más, a mi agresor, lo detuvieron hasta el 21 de mayo del 2021, después de un largo proceso en el que yo tuve que hacer de todo para que lo pudieran detener porque él ni si quiera estaba prófugo".
"Las autoridades pudieron haberlo detenido desde el primer día de mi ataque; sin embargo, estuvo 7 años gozado de la impunidad que el Estado le brindó. Me tocó pasar de víctima activista para defender mi propio caso y así mismo los casos de otras mujeres que poco a poco se fueron acercando a mí".
Carmen Sánchez
"Sueño que ninguna mujer vuelva a sufrir un ataque con ácido"
Carmen Sánchez pide a la sociedad más empatía para las mujeres que han sufrido violencia con ácido y a las autoridades que impongan castigos que fomenten la no repetición, pues señala que actualmente, se deja las puertas abiertas para que los agresores salgan corriendo.
Denunció que en México no existe un banco de datos sobre las mujeres que son atacadas con ácido, dijo que desde su fundación tienen contabilizadas a 36 mujeres que han sufrido esta violencia y que saben que hay muchas más, pero que lamentablemente solo ayudan a 8.
"Sueño con que ninguna mujer vuelva a pasar esto", Carmen afirma que desde la fundación se está impulsando una iniciativa de Ley en la que se sancione con más años de prisión a los agresores, está convencida que ninguna Ley y ninguna pena es retroactiva, porque nada les va a devolver la vida que tenían antes, pero sí servirá que ninguna mujer vuelva sufrir un ataque con ácido.
Al respecto, pidió a las autoridades que escuchen más a las víctimas, para modificar o proponer leyes, porque solo ellas saben lo que están sufriendo y las necesidades que tienen, un ejemplo de ello son las cirugías de reconstrucción que necesitan, pues el Estado mexicano no absorbe este gasto, pues se trata de cirugías que ellos consideran estéticas. Carmen dice que actualmente, el apoyo en tratamientos de este tipo que ellas tienen en su fundación es gracias a la doctora Isela Méndez, en un consultorio privado.
"Las penas para nuestros atacantes, para las personas que cometen uno de los crimines más atroces que es un ataque con ácido, actualmente es mínima, va de los 4 a 12 años de prisión, pero estamos impulsando una Ley que vaya de los 20 a 40 años", dijo.
Esta entrevista, se realizó un día antes que el estado Puebla fuera el primero en avanzar con la Ley sobre Violencia Ácida, que pena de los 20 a los 40 años de cárcel a quienes ataquen a las mujeres con ácido y además, tipifica a este delito como intento de feminicidio, misma que impulsa Carmen Sánchez, Elisa Xolalpa, María Elena Ríos, entre otras mujeres.
Víctima de sus cicatrices, víctima de la discriminación.
Carmen Sánchez afirmó que las mujeres que sufren ataques con ácido luchan por sus vidas no solo al momento en el que las heridas están abiertas o recientes, porque es una sustancia letal que las pone en riesgo, también es una herida que dura el resto de sus vidas porque les deja secuelas físicas, psíquicas y emocionales.
"Nos deja vulnerables, tenemos vulnerabilidad económica, tenemos vulnerabilidad a la discriminación social, a la discriminación laboral. Entonces nosotras luchamos no solo luchamos por estar vivas mantenernos con vida a nosotras nos roban completamente la identidad"
Carmen Sánchez
Ahora, Carmen es estudiante de Derecho y afirma que ha decidido recuperar parte de sus sueños, decidió: "recuperar mi vida, recuperar mi dignidad sin perder la indignación y dejar de sentirme presa dentro de mis cicatrices, porque durante mucho tiempo así me sentí, yo me miraba al espejo y me sentía presa dentro de estos propios cicatrices.
Feminismo, cobijo y liberador
Para Carmen, el encontrar a una red de mujeres en todo este proceso, apoyarse en el feminismo, fue liberador: "siento que cada día voy saliendo de estas rejas, que me tenían en prisión y que ahora sé que el que tiene que sentirse así es mi agresor, no yo".
Hace un llamado a todas las mujeres que se sienten en algún tipo de violencia a no quedarse calladas, a no sentirse avergonzadas a aprender a ponerle nombre a las violencias que sufren, a denunciar, a que se acerquen con colectivas y que sepan que no están solas: "(estas redes) a mí me salvaron y hemos salvado a más mujeres y podemos salvarlas a todas".
"Para mí el feminismo fue una liberación y empecé a soltar cosas que me hacían sentirme culpable o que en algún momento me hacían creer que si yo hubiera hecho esto no se iba a enojar, entonces cuando el feminismo llega mi vida es para liberarme de culpas y descargas que a mí no me correspondían"
Carmen Sánchez
Carmen detalla que el feminismo no es una moda, sino un salvavidas para miles de mujeres.
Nuestros cuerpos son la evidencia de la violencia que hemos sufrido
Por su parte, Elisa Xolalpa, activista y sobreviviente de un ataque con ácido, pide a las autoridades que no den largas a las víctimas porque su cuerpos con la evidencia de lo que les sucedió y será con lo que van a vivir el resto de los días.
Elisa, fue una de las primeras mujeres que levantó la voz, luego que en el 2001, su expareja la atacó con ácido, desde ese momento intentó denunciar pero las autoridades extraviaron su carpeta de investigación, luego intentó seguir con el proceso legal pero las mismas autoridades le dijeron que por el tiempo transcurrido, ya había prescrito.
Por años, su agresor quedó libre, narra que para ella fueron 20 años muy difíciles y llenos de impotencia porque a pesar de llevar las cicatrices en la piel, las autoridades no podían encarcelar a su agresor.
Actualmente, su agresor se encuentra detenido y en espera de sentencia, pero hace un llamado a las autoridades para que no solo simulen que trabajen y se vean resultados.
"Está siendo una lucha muy muy difícil, muy fuerte, porque de verdad me parece que a veces las autoridades simulan que trabajan y no que somos una simulación, queremos de verdad resultados, queremos que trabajen y que trabajen para beneficio, no, nada más mío, sino de todas las mujeres que nos ha costado trabajo exponernos, mostrarnos y sobre todo que dejen de responsabilizarnos por la violencia que generan estos sujetos con nuestros cuerpos", señaló en entrevista.