Hace 54 años se cometió la más grande violación a la autonomía de la UNAM. ¿Qué pasó? Ciudad Universitaria fue ocupada por el Ejército como si se tratara de un territorio enemigo, lo que marcó el punto de quiebre en el movimiento estudiantil de 1968.
Ahora parecería impensable, pero alrededor de las 21:00 horas del miércoles 18 de septiembre del 68 llegaron 10 mil soldados en tanques ligeros, carros de asalto y vehículos para el traslado de tropa, el objetivo era ‘liberar a la UNAM’, pues el entonces secretario de Gobernación dijo que “las instalaciones universitarias habían sido ocupadas ilegalmente... mediante actos francamente antisociales y posiblemente delictuosos”.
Tras la ocupación hubo más de mil 500 personas detenidas entre estudiantes, algunos padres, profesores, funcionarios universitarios y trabajadores administrativos. Todos fueron llevados a la explanada de Rectoría, donde fueron obligados a tirarse pecho tierra con las manos en la espalda.
Desde el mes de julio, algunos espacios universitarios habían sido ocupados por el Consejo Nacional de Huelga (CNH), quienes ese 18 de septiembre sesionaban en el auditorio de la Facultad de Medicina y el objetivo del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, era detener las organizaciones estudiantiles.
“Las autoridades universitarias carecen de los medios materiales necesarios para restablecer el orden dentro de sus respectivos planteles (…) Hubo necesidad de hacer uso de la fuerza pública para desalojar de los edificios universitarios a las personas que no tenía derecho a permanecer en ellos”, justificó Gobernación una hora después de que iniciara la toma.
Una de las primeras acciones de los militares fue tomar la Rectoría, sin embargo, como no conocían las instalaciones de la UNAM, dejaron huecos por los que integrantes del CNH pudieron escapar, solo uno fue detenido.
De acuerdo con Animal Político, la operación militar rodeó el Estadio Olímpico y se extendió a lo largo de Insurgentes, hasta llegar a Periférico Sur. También se desplegaron en todos los edificios de Ciudad Universitaria. Nadie ofreció resistencia los militares.
Se estima que unas mil 500 personas fueron subidas en transportes militares, entre ellos se encontraban académicos y funcionarios relevantes como:
De acuerdo con Gaceta UNAM, tanto en las facultades y escuelas como en los edificios administrativos, los soldados rompieron las cerraduras de aulas, oficinas, archivos, gavetas y escritorios en busca de propaganda subversiva y armas, y se apoderaron de documentación oficial universitaria.
En uno de los pisos de la Torre Uno de Humanidades, la poeta uruguaya Alcira Soust Scaffo, aterrada por la llegada de los militares, se esconde en un baño, donde permanecerá hasta la desocupación de CU 12 días después.
En los informes militares se destaca que la UNAM se había convertido en un “ centro de perversión” con “pandillas terroristas que exigían dinero a la mayoría de estudiantes y principalmente a las muchachas, a las cuales obligaban bien a darles su cuota o a darles show”.
Sobre el día de la ocupación, informaron que los detenidos mostraron actitudes antipatrióticas y subversivas “cantando himnos guerrilleros incitando a la revolución, proclamándose orgullosamente valientes guerrilleros que al morir en las trincheras vivirían para la eternidad. Todo lo cual fue cantado con más entusiasmo y mejor entonación que cuando cantaron posteriormente el Himno Nacional mexicano”.
El saldo oficial de la ocupación de Ciudad Universitaria se sintetizó en un informe de las autoridades que detallaba que “a las 00:20 horas del 19 de septiembre, en 20 camionetas panel de la policía fueron sacadas las personas detenidas. Una parte de los detenidos fue conducida a la cárcel preventiva de Lecumberri y otra a la Procuraduría General de Justicia del Distrito y Territorios Federales. Fueron aprehendidas unas mil 500 personas”.
En la mañana, el rector Barros Sierra declara: “La ocupación militar de la Ciudad Universitaria ha sido un acto excesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía. De la misma manera que no mereció nunca el uso que quisieron hacer de ella algunos universitarios y grupos ajenos a nuestra institución”.
*FOTOS TOMADAS DE GACETA UNAM