El presidente francés Emmanuel Macron usó lenguaje áspero para criticar a la minoría del país que aún no se ha vacunado contra el COVID-19, en un aparente esfuerzo por ganar votos en medio de la campaña electoral, pero corriendo el riesgo de agravar la controversia nacional en torno al tema.
“A los no vacunados, realmente los quiero fastidiar. Y seguiré haciéndolo, hasta el final. Esa es la estrategia”, declaró Macron en una entrevista con el diario Le Parisien, publicada el martes en la noche.
El verbo utilizado por Macron en la entrevista —emmerder en francés— es un término informal que se usa comúnmente para insultar a las personas. También puede significar “fastidiar” o “molestar”.
Las declaraciones, hechas en un foro con ciudadanos en el Palacio de los Elíseos, dominaron los titulares noticiosos el miércoles.
En la entrevista, el mandatario de 44 años expresó además su deseo de postularse en las elecciones presidenciales de abril, aunque aclaró que no quiere hacer todavía un anuncio oficial porque primero quiere concentrarse en la crisis sanitaria.
Los comentarios surgen en momentos en que el Parlamento debate nuevas medidas que permitirán sólo a los vacunados disfrutar de ciertas actividades, como comer en restaurantes. Más del 91 por ciento de todos los adultos en Francia están totalmente vacunados.
La meta de Macron es “atraer toda la atención” y “opacar a sus rivales, usando el modelo Trump”, explicó el analista político Philippe Moreau Chevrolet vía Twitter.
Cuando hizo sus declaraciones, Macron estaba respondiendo a una mujer que se expresó indignada porque las personas vacunadas están siendo obligadas a postergar sus procedimientos médicos mientras la mayoría de las camas de las unidades de cuidados intensivos estaban ocupadas por personas no vacunadas.
Los comentarios de Macron provocaron una airada respuesta de los políticos de la oposición en Francia, y llevaron al Parlamento a suspender un debate sobre nuevas restricciones por el virus. La sesión se reanudará el miércoles por la tarde, y algunos legisladores exigen que el primer ministro, Jean Castex, comparezca para explicar sus declaraciones.