El Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos Arámbula, señaló que en el país, cada año hay al rededor de 600 mil hectáreas, dedicas a la siembra y a la ganadería, afectadas por los efectos del cambio climático como la sequía.
Añadió que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 64% de los suelos presenta algún grado de degradación y, algunas estimaciones recientes señalan que el 47% de los suelos de temporal y el 53% de riego, tienen algún grado de afectación por salinidad.
Afirmó que los estados que son afectados de manera recurrente, son San Luis Potosí, Zacatecas, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Durango, Coahuila y el norte de Veracruz, así como otras del centro del país, registran un grado de afectación por este fenómeno.
Por ello, convocó a los tres niveles de gobierno, sector privado y sociedad, a cerrar filas para enfrentar los impactos de los imponderables climatológicos y los cambios geopolíticos y económicos y, de este modo, prevenir una crisis alimentaria que preocupa a todos los gobiernos y países del mundo.
Lo anterior, durante la conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, celebrada en San Luis Potosí, en la que Villalobos Arámbula, sostuvo que es primordial incrementar las prácticas de producción sostenible en el sector agroalimentario, de cara a los efectos del cambio climático.
El titular de la dependencia federal, dijo, ha priorizado la conservación y restauración de agroecosistemas, la conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos suelo, agua y genéticos para la alimentación y la agricultura, así como el fomento de buenas prácticas agrícolas en su sentido más amplio.
"Ante el actual contexto global, se vuelve mandatorio y urgente que los gobiernos diseñemos instrumentos de política pública y estrategias que permitan reducir esta problemática y en las cuales tengan cabida el sector privado y sociedad", comentó.
De lo contrario, dijo, este fenómeno avanzará cada día en la degradación de los suelos y con afectación de forma más severa en las zonas áridas y semiáridas de aproximadamente 165 países en todos los continentes, lo que representa ya pérdidas importantes en el sector agroalimentario.