IRAPUATO.- Habitantes de las comunidades Tomelopitos y Tomelópez, en Irapuato, Guanajuato, acusaron al sacerdote del lugar de defraudarlos y de cobrarles una cuota para poder escuchar misa, por lo que exigieron que lo remuevan de la capilla.
Los vecinos dieron testimonios de cómo el sacerdote de nombre Jaime los defraudó.
“El padre Jamie me vendió una medalla en mil 500 pesos. La mandé a una joyería y su precio es de 170 pesos porque es de alpaca, no es plata. Él las vendió diciendo que es plata y no es. A mis hermanas se las vendió una en mil 500 y otra en 2 mil pesos desde hace un año y no las ha entregado”, comentó Soledad habitante de la comunidad Tomelopitos.
Otros vecinos relataron que el sacerdote les cobraba 40 pesos por persona para poder ingresar a la capilla a escuchar las misas.
Mencionaron que en las ceremonias de las graduaciones del ciclo escolar pasado y primeras comuniones, el sacerdote cobraba las misas y adicionalmente pedía 50 pesos por cada participante de esas celebraciones; si no cubrían la cuota no podían ingresar a la homilía.
Asimismo, denunciaron que el sacerdote de Tomelopitos, también solicitó la cooperación de la feligresía para comprarse una camioneta y recorrer las comunidades de la zona para realizar su labor evangélica. Sin embargo, se dieron cuenta que el vehículo era utilizado por familiares del presbítero para asuntos personales.
Dijeron que desde hace seis años que el sacerdote llegó a la capilla de la comunidad, se han registrado una serie de anomalías en detrimento de la economía de los vecinos.
Por ello, decidieron manifestarse la tarde del viernes afuera de la capilla para exigir que la Diócesis de Irapuato remueva al padre Jaime.
“¡Queremos al padre Carlos, fuera el padre Jaime!”, gritaron.
En un solo grito, niños, jóvenes y adultos exigieron la remoción del sacerdote Jaime.
Los manifestantes se reunieron con el canciller de la Diócesis de Irapuato, a quien le expresaron su inconformidad sobre el sacerdote de Tomelopitos, pero no recibieron respuesta.
Los vecinos aseguraron que ya se habían quejado en varias ocasiones y de manera formal ante la Diócesis de Irapuato, pero no recibieron ninguna respuesta y el sacerdote Jaime seguía oficiando homilías.