Elecciones

Juntos… ¿pero no revueltos?: Las alianzas electorales

¡A la silla! | Para poder sobrevivir y alcanza posiciones, los partidos han ido construyendo coaliciones | Fuente: Especial

¿Trabajo en equipo? La política actual está marcada por nuevas formas de ejercer la democracia, así como el derecho a votar y ser votados. Particularmente, los partidos políticos, que hasta antes de 1988 optaban por ir solos en las boletas a nivel federal y mostrar quién tenían más ‘músculo’, han ido construyendo coaliciones entre fuerzas políticas para alcanzar puestos de elección popular, pero también para mantener su existencia.

Por ejemplo, en 2018, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) logró salvar su registro como organización nacional, gracias a su alianza con el Partido Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano (MC), que le permitió tener más del 3% de votos en la elección de senadores y diputados federales.

“El hablar de coaliciones en México es reciente (...) hoy las alianzas se crean, en parte, por una supervivencia de los partidos políticos, para que sigan teniendo prerrogativas y recursos para competir”, dice al respecto el consultor político y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gerson Hernández.

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Pero esa no es la única razón para aliarse. La misma Ley General de Partidos Políticos establece, en su artículo 85, que “los partidos podrán constituir frentes, para alcanzar objetivos políticos y sociales compartidos”.

De acuerdo con Nancy Castañeda, vocera de Las Paritaristas, una agrupación multipartidista que busca impulsar la participación política de las mujeres, este tipo de uniones también es favorable para la ciudadanía, pues evita confusión y desgaste del electorado, reduciendo el número de candidatos en una contienda.

“Hoy las alianzas electorales ayudan a que la ciudadanía la tenga más fácil a la hora de elegir, en vez de dividir tanto el voto, podemos tener más claros los perfiles propuestos y sus jugadas (...) ¿Qué es lo preocupante? que hoy haya una marcada división entre ideologías”, señala.

Para Gerson Hernández, el origen de las alianzas en México explica su otra razón de ser, que quizá, de cara al 2024, es una de las más importantes: hacer un contrapeso al gobierno en turno e intentar arrebatarle el poder.

“El primer antecedente de las alianzas electorales ocurrió en 1988, con el Frente Democrático Nacional y la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, entonces hubo una competencia importante con la candidatura del presidente Carlos Salinas de Gortari (PRI),  y la primera enseñanza de ahí es que cuando hay una elección de dos, siempre hay competencia, pero cuando hay más de dos competidores, al final termina beneficiado el partido en el gobierno, hablando en términos de una elección presidencial”, explica.


LAS ALIANZAS DE HOY

Las próximas elecciones federales del 2024, donde además se renovarán ocho gubernaturas y una jefatura de gobierno, el Senado y la Cámara de Diputados, así como más de 16 mil cargos locales, están marcadas desde ya por tener una preferencia de votos entre dos grandes alianzas partidistas.

Ambas alianzas existen, aunque con diferentes nombres y reglas, desde las elecciones de 2021 y tuvieron antecedentes desde el 2018.

Por un lado, está el bloque de izquierda, autoproclamado como el de la Cuarta Transformación (4T), que actualmente gobierna el país con Andrés Manuel López Obrador y está respaldado por los partidos Morena, del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM).

Esta conformación existe desde 2021, bajo el nombre de la coalición “Juntos Haremos Historia” y, con excepción del PVEM, fue la misma que llevó al presidente Andrés Manuel López Obrador al poder.

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Al otro extremo, está el “Frente Amplio por México”, que aglutina a varias organizaciones de la sociedad civil y los tradicionales partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional (PRI) y el PRD.

Dicho frente existe desde el 2021, cuando bajo el nombre de la alianza “Va Por México”, juntó a panistas y perredistas con el PRI, en una coalición que hasta hoy los mantiene juntos, en medio de estiras y aflojas. Además, hoy se han sumado algunas organizaciones de la sociedad civil, que se oponen a las reglas y políticas del actual gobierno.

Pero las coaliciones electorales no siempre fueron algo tan común, por lo cual, partido por partido, te contamos cómo ha sido su andar haciendo equipos.

EL VIEJO PRD Y LA PRIMER GRAN ALIANZA ELECTORAL

Desde su nacimiento, apogeo y ahora, en lo que pareciera su declive, el PRD podría explicar con su historia la existencia de las grandes alianzas electorales. 

La primera vez que esta estrategia se utilizó en una elección presidencial fue en 1988, con la creación del Frente Democrático Nacional, que postuló al expriista Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como candidato presidencial.

Con un importante apoyo ciudadano, el Frente Democrático pretendía desterrar al PRI, que llevaba años en el poder y se formó con la unión de los extintos partidos Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM),  del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el Social Demócrata y el Popular Socialista, entre otras organizaciones políticas y civiles.

Por primera vez en la historia del país, el panorama político dejaba ver que era posible la alternancia y el día de las votaciones, el 6 de julio de 1988, hasta las 8 de la noche, el sistema de cómputo y difusión registraba una mayoría de votos en favor de Cuauhtémoc Cárdenas; sin embargo, media hora después, el sistema se apagó y quien resultó ganador fue el priista Carlos Salinas de Gortari.

Tras la derrota, un año después de dichas elecciones, varios miembros del Frente Democrático se juntaron y conformaron al PRD, que en las elecciones de 1994, bajo el lema “Democracia, justicia y libertad”, postuló nuevamente a Cárdenas a la Presidencia, pero no tuvo éxito.

El primer triunfo local del PRD fue en el Distrito Federal, en 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer jefe de gobierno de la Ciudad de México, electo democráticamente. 

No obstante el arrasador triunfo en la capital del país, para las siguientes elecciones federales, en el 2000, el PRD aprendió que para proyectarse a nivel nacional necesitaba aliados y nuevamente con Cárdenas como su abanderado, se alió en la Coalición Alianza por México, con los partidos del Trabajo, Alianza Social, de Sociedad Nacionalista y Convergencia. Pese a los esfuerzos fracasaron en las urnas.

Como si el PRD fuera el partido de las figuras, para las elecciones de 2006, el Sol Azteca cambió de rostro y eligió como su abanderado a Andrés Manuel López Obrador, a quien acompañó sin éxito también en los comicios de 2012.


En 2006, López Obrador fue abanderado de la alianza “Por el Bien de Todos”, que juntó al PRD con el PT y Convergencia, predecesor del hoy MC. Entonces la estrechisima diferencia de votos, de sólo 0.58% entre él y el aspirante ganador, el expresidente Felipe Calderón (PAN), dejó entre los electores de izquierda una sensación de fraude, que materializaron en marchas, plantones y la proclamación de un “gobierno legítimo”, el 20 de noviembre de 2006.

Para el 2012, la coalición “Movimiento Progresista” (PRD, PT, MC), nuevamente perdió en las urnas con Andrés Manuel López Obrador ante el priista Enrique Peña Nieto. Esa fue la última elección presidencial que el Sol Azteca hizo equipo con fuerzas de izquierda.

En 2018  llegó la sorpresa, pues el aliado del perredismo, López Obrador, se convirtió en su rival y a los del Sol Azteca no les quedó más que unirse a su viejo conocido, Movimiento Ciudadano y a sus antiguos rivales, los del PAN, postulando a Ricardo Anaya Cortés, quien perdió.

Al final, pese a sus picos de éxito, el PRD no ha logrado desde su fundación una sola victoria presidencial.

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PANISTAS, LOS ESTIRA Y AFLOJAS DE TRABAJAR EN EQUIPO

En la historia moderna del país, el PAN, fundado oficialmente en 1939, le abrió la puerta a la alternancia. Sin embargo, a comparación de otras fuerzas políticas, el trabajo en coalición no es lo suyo.

Acción Nacional fue el primer partido político en desterrar al PRI del poder. Primero lo logró a nivel local, cuando en 1989 ganó la gubernatura de Baja California, con Ernesto Ruffo Appel, quien obtuvo el 52.3% de los votos.

Sin embargo, el PAN se convirtió en un verdadero hito en el año 2000, cuando con la llegada del milenio, le dio a México su primer presidente de una fuerza política distinta al priismo: Vicente Fox. No obstante, no lo hizo solo.

Los comicios de ese año estuvieron marcados por la alianza del blanquiazul con el Partido Verde. Juntos llevaron a la victoria a Fox.

Tras este triunfo histórico, en las elecciones de 2006, el PAN fue solo y volvió a triunfar, con Felipe Calderón Hinojosa. En tanto sus aliados del Verde ‘saltaron’ y se convirtieron en parte del equipo priista.

Una vez más en 2012, Acción Nacional evitó alianzas, pero esta vez perdió, con Josefina Vázquez Mota como su abanderada.

Para el 2018, los blanquiazules se unieron al PRD y a MC, en la Alianza por México al Frente, donde el candidato presidencial salió de sus filas y fue Ricardo Anaya Cortés, quien perdió frente al hoy presidente López Obrador.

LA DERROTA QUE ENSEÑÓ A LOS PRIISTAS A TRABAJAR EN EQUIPO

El sabor a derrota fue algo que los fundadores del PRI no conocieron. En cambio sus líderes y militantes actuales no han tenido de otra que soportarlo.

En cuanto a alianzas electorales, el PRI comenzó a valorarlas hasta después del proceso electoral federal del año 2000, cuando por primera vez perdió la presidencia de la República, algo que no había ocurrido desde 1929, cuando esta fuerza electoral fundó sus orígenes con el Partido Nacional Revolucionario (PNR).

En el 2000, Vicente Fox, de la alianza PAN-PVEM, derrotó con el 42.52% de los votos al candidato priista Francisco Labastida, quien obtuvo 36.11%.  

Para la siguiente elección presidencial, en 2006, el Revolucionario intentó replicar la fórmula del panismo y se alió con el Partido Verde, en la “Alianza por México”, para postular a Roberto Madrazo Pintado, pero perdió, pues el hartazgo ciudadano insistió en dejar fuera de Palacio al tricolor.

Sin embargo, el partido no se dio por vencido y en 2012, junto con el Verde Ecologista, puso como abanderado al entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, un candidato que venía trabajando desde tiempo atrás y que, con la frase “te lo firmo y te lo cumplo”, suponía un buen rival para el entonces candidato presidencial más fuerte: Andrés Manuel López Obrador.

Entonces, bajo la alianza ‘Compromiso por México’, y una cerrada competencia en las urnas, el PRI regresó a Palacio con su aliado el PVEM.

Para 2018, ambos ‘partidos amigos’ sumaron a Nueva Alianza y postularon al varias veces secretario de Estado, José Antonio Meade, quien alegó que no militaba en ningún partido, pero al que ni su particular sonrisa amplia le bastó para frenar, al ‘huracán político’ que entonces era López Obrador, ya bajo el cobijo de Morena y sus aliados.

MORENA: LOS QUE NACIERON SIENDO ALIANZA

El 9 de julio de 2014, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó por unanimidad el registro de Morena como partido político nacional. Su primera elección la jugó en 2015, entonces no pudo aliarse con ninguna otra fuerza política, debido a las restricciones de Ley, por ser su primera elección.

Las cosas cambiaron para 2018, cuando los morenistas se unieron con los partidos del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES). Entonces se coronaron con la victoria de su candidato: López Obrador.

Sin embargo, no todo fue dulce, pues el PES perdió su registro nacional al obtener menos del 3% de los votos.

Para 2021, los morenistas repitieron la fórmula, pero con ayuda del PVEM, en reemplazo de Encuentro Social.

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LOS VERDES: SATÉLITE DE DERECHA E IZQUIERDA

El Verde Ecologista de México se ha mantenido como un partido satélite de varias fuerzas políticas desde hace 32 años, pero ¿cómo lo ha logrado?

En la década de los 80 surgió una ONG en pro del medio ambiente, que decidió iniciar su recorrido como partido político: se trata del PVEM, que tras recorrer varias partes del país, logró en 1991, por primera vez, su registro, en las elecciones intermedias del sexenio de Carlos Salinas de Gortari

Durante esa elección perdió su registró, pero lo recuperó en 1993, cuando ganó un lugar como bloque opositor en la Cámara de Diputados en la 57 legislatura.

Pero ahí no paró su andar. Previo a las elecciones del 2000, el partido logró aliarse con el PAN y juntos lograron ganar la presidencia con Vicente Fox.

El amor duró poco y para las siguientes elecciones presidenciales, el Partido Verde logró una alianza con el PRI, donde apoyaron la candidatura fallida de Roberto Madrazo.

El partido se mantuvo aliado al PRI hasta 2012, cuando triunfó con Enrique Peña Nieto, quien acabó con el breve ciclo panista de dos sexenios. Además, ese año el PVEM conquistó en Chiapas su primera gubernatura.

En el 2018, se decidió seguir con la alianza del tricolor;  sin embargo, esta vez no le fue tan bien y el candidato que ambos perfilaron, José Antonio Meade, no logró el triunfo.

A sabiendas de que esa amistad ya no le convenía, en septiembre de ese mismo año, el Verde rompió con el PRI para hacer una alianza con Morena y con ello transfirieron cinco diputados federales al barco de la 4T, lo que le dio a los guindas la mayoría en el Congreso.

Actualmente, el PVEM ya firmó un acuerdo con Morena para mantenerse con ellos hasta las elecciones presidenciales del 2024, siendo su último triunfo juntos la gubernatura del Estado de México, que fue el gran bastión político del PRI por años. 

Alicia Pereda 19.16.2023 Última actualización 19 septiembre 2023 21:16

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