¿Por qué hay que vacunarse contra el COVID-19? Respuestas hay muchas.
Sin embargo, 26 por ciento de las personas con secuelas persistentes de COVID interrumpieron sus síntomas después de recibir al menos una dosis, de acuerdo con la encuesta sobre los efectos de la vacunación contra el coronavirus en afectados por COVID de larga duración.
Este análisis tomó como referencia pacientes afectados por ‘Long COVID’ o COVID de larga duración, lo que quiere decir que los síntomas del coronavirus persisten en ellos aun después de haber pasado la enfermedad hace más de cuatro semanas.
Según la encuesta lanzada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el 55 por ciento de la población cuestionada afirmó que no ha mejorado o se sintió igual tras la vacunación, en tanto, el 18 por ciento sostuvo que ha empeorado tras la vacunación.
Esto último respondería a posibles efectos secundarios del biológico o de sus síntomas.
“La vacuna tiene que seguir siendo recomendada, pero en los casos extremos en los que haya mucha sintomatología y se vayan añadiendo síntomas nuevos, hay que individualizar o personalizar la recomendación”, dijeron los portavoces del SEMG.
La mayoría de las personas participantes recibió la vacuna Pfizer (69 por ciento), seguidos de Moderna (15.1 por ciento) y AstraZeneca (12.8 por ciento).
En tanto, el estudio publicado en la revista Nature reunió más de 18 mil artículos para identificar las características que prevalecen en el COVID prolongado.
El metanálisis concluyó que el 80 por ciento de los pacientes con COVID-19 tienen síntomas a largo plazo.
“La mayoría de los efectos corresponden a síntomas clínicos como fatiga, dolor de cabeza, dolor articular, anosmia, ageusia, etc. Además, también estaban presentes enfermedades como el ictus y la diabetes mellitus”, señalan las investigadoras.