El PIB de México crecerá 1.1 por ciento en 2023, estimó este miércoles la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en la que ya es una de las proyecciones más débiles para la economía nacional entre los organismos internacionales.
“Para las economías de América Central y México, el bajo dinamismo de Estados Unidos, principal socio comercial y primera fuente de remesas de sus países, afectaría tanto al sector externo como al consumo privado. Sin embargo, los menores precios de los bienes básicos actuarían a favor en tanto varias de ellas son importadoras netas de alimentos y energía”, señaló el organismo en su comunicado.
El pronóstico de la Cepal ‘desbancó' así al del Fondo Monetario Internacional (1.2 por ciento) como el más ‘pesimista’ para México. Para este año, el organismo estima que la economía nacional avanzará 1.9 por ciento.
Entre otros pronósticos débiles para México están los de la UNCTAD (1.4 por ciento); y el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (1.5 por ciento).
La Cepal mejoró sus pronósticos para la región en 2022 a 3.2 por ciento (desde 2.7 por ciento previsto en agosto), y para el próximo año la desaceleración será generalizada a una tasa de 1.4 por ciento, en una coyuntura sujeta a importantes restricciones tanto externas como domésticas.
No hubo mejoría en los pronósticos para México, pues el de este año se mantuvo en 1.9 por ciento, siendo uno de los más débiles entre los países de la región, a excepción de Haití y Paraguay.
“El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania afectó negativamente el crecimiento global, y con ello la demanda externa que enfrentó la región este año, junto con las presiones inflacionarias, la volatilidad y costos financieros”, apuntó José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario general.
“La mayor aversión al riesgo, junto a la política monetaria más restrictiva por parte de los principales bancos centrales del mundo, perjudicó los flujos de capital hacia los mercados emergentes, incluyendo América Latina, además de propiciar depreciaciones de las monedas locales y tornar más onerosa la obtención de financiamiento para los países de la región”, expone el organismo.