La pandemia y las problemas que ha generado como las pérdidas de familiares, los estragos económicos y sociales; además de la inseguridad provocada por el crimen organizado y la violencia en el hogar, han hecho que México deje de ser uno de los países más felices.
Así lo señaló Manuel González Oscoy, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al llevarse a cabo la conferencia de prensa virtual "¿De qué depende la felicidad de los mexicanos?", donde agregó que de acuerdo con el ranking de la OCDE, México ocupaba el lugar 23; sin embargo, esto fue en 2019, previo a la pandemia causada por el COVID-19.
En este sentido, la doctora Beatriz Montemayor Flores, académica del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la UNAM, coincidió en que la pandemia ha disminuido la sensación de felicidad, porque: “tenemos esta tristeza porque ha sido difícil, sobre todo los primeros meses vivimos con mucha incertidumbre”. Añadió que es una “etapa difícil, y esta sensación de felicidad de momento se vio disminuida, y quizás tengamos que hacer un esfuerzo extraordinario, porque no hemos terminado el tránsito”.
González Oscoy, habló que en general en todo el mundo el COVID-19 afectó la sensación bienestar, a causa de una “serie de pérdidas, hay duelos que se han ido ampliando y complicando; la muerte de seres queridos, pérdidas económicas y financieras”. Además, el home office y home school ha hecho que la convivencia, todavía en muchos casos sea 24/7 y la “incertidumbre” prevalece en diversos ámbitos, por lo que “se mantiene y prolonga esta desazón que no nos permite acercarnos a la felicidad”, aunque tras dos años de pandemia, nos estamos “adaptando a los cambios”.
Por su parte, Montemayor Flores, destacó que la idea de ser constantemente feliz no es real y dijo que “la neurociencia dice todos tenemos una línea basal de felicidad, por lo tanto, tendría que ver con la química cerebral, porque la ausencia de felicidad pueden ser los estados de depresión, y hay predisponentes de origen genético para esto, aunque también depende del entorno”.
González Oscoy expuso que se activa la zona prefrontal del hemisferio izquierdo del cerebro cuando hay “sensaciones de felicidad”. Destacó que actualmente “la felicidad, ya no es solo una aspiración inmaterial, personal y subjetiva”, sino que se puede medir en diversas áreas: “ciencias naturales, biológicas, sociales ya nos dan herramientas para acercarnos a la felicidad”.