El turismo y los desechos de la agricultura en la zona han provocado que la Laguna de Bacalar, mejor conocida como laguna de los siete colores, indicó un estudio realizado por Luisa Falcón Álvarez, integrante del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
De acuerdo con la experta, Bacalar "es un tesoro del planeta que no hemos sabido cuidar", pues el turismo desordenado y la falta de tratamiento de aguas residuales están acabando con el arrecife bacteriano de agua dulce y el cual es el más grande del mundo.
Las siete tonalidades de la laguna, que son ocasionados por su arena blanca y los diferentes gradientes de profundidad, han empezado a desaparecer de manera recurrente y se transforman en una coloración verdosa y café.
En los últimos años, Bacalar pasó de recibir decenas de visitantes al año a más de 140 mil. "Entonces se improvisaron hoteles y aparecieron servicios de la noche a la mañana, inadecuados y sin regulación”, dijo Falcón Álvarez.
“El problema se agudiza porque esta laguna es parte de la cuenca hidrológica, que constituye un corredor transversal costero de flujo de aguas superficiales y subterráneas que conecta al Caribe con otros cuerpos de agua, y ahora se vierten grandes cantidades de nitrógeno y fósforo que favorecen el crecimiento del plancton, lo que ha derivado en el cambio de coloración”, explicó.
Los asentamientos humanos no planificados (sin tratamiento de aguas residuales), el aumento de residuos (hoy se detecta materia orgánica humana en la laguna), los basureros a cielo abierto y los fertilizantes utilizados en cultivos de la región, son los principales responsables, afirmó.