Opinión

Salvador Camarena: Mini-mes de AMLO en Ciudad de México

Los cambios. | Claudia Sheinbaum anunció hace unos días cambios en algunos de sus colaboradores | Fuente: Cuartoscuro

Andrés Manuel López Obrador está convencido de que ante el comportamiento veleidoso de la clase media en las elecciones la receta es el regaño, por un lado, y la galvanización del discurso polarizador, por el otro. De ahí que para recuperar la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum sumó esta semana a dos personajes que replicarán en lo local, en forma y fondo, el discurso presidencial. Serán Mini-mes de AMLO.

Martí Batres en la Secretaría de Gobierno y Sebastián Ramírez en la Dirección de Comunicación Social son hasta ahora los nombramientos más importantes de la doctora luego del descalabro electoral que partió en dos a la capital.

El primero es viejo conocido de la política capitalina –la única que realmente domina– y el segundo es un lopezobradorista producto de la cantera de los hijos de AMLO. Tan dispar binomio comparte, sin embargo, la tendencia por el discurso descalificador y polarizante.

Los nombramientos, el primero de ellos muy cantado, auguran la instrumentación de una estrategia Mini-me con respecto a la que cada mañana –y a veces también en fin de semana– López Obrador ejecuta.

Tras el 6 de junio Andrés Manuel tomó en sus manos la operación para revertir en la siguiente elección las derrotas que le tumbaron a Morena la mitad de las alcaldías y buena parte de las diputaciones capitalinas.

Palacio Nacional se ha vuelto la sede donde se toman las decisiones de la capital. Claudia ha tenido que aceptar esa vuelta a los años 80 porque el proyecto es uno y no admite réplica: lo que decida AMLO se hará.

Con la llegada de Martí y Sebastián se instalará una dinámica que dejará atrás, por un lado, los modos caballerosos de Alfonso Suárez del Real y en la que, por otro, habrá más comunicación propagandística, y ya no sólo informativa (que es el fuerte de Claudia).

Es como si la conclusión del hombre de Palacio fuera que las elecciones se perdieron porque no se polarizó lo suficiente para galvanizar el voto duro de los partidarios de Morena, y porque no se acosó lo necesario a los contrincantes. Si Claudia rehúye ponerse los guantes, pues que otros lo hagan por ella y desde hoy, de nada vale esperar a las elecciones venideras.

Claro que el arribo de Martí también incidirá en que los programas sociales sean utilizados con intenciones electoreras. Batres no va a adquirir vestiduras institucionales luego de toda una carrera de corte partidista. Su perfil carece de moléculas que no sean sectarias.  

Pero más allá de los programas, será en el campo de la comunicación donde se notará la diferencia en la política de la Ciudad de México.  

En la óptica de López Obrador, donde hubo buenos resultados el 6 de junio, quedarse con 11 de las gubernaturas en disputa, se debió a que en todas las mañaneras ha habido un mensaje consistente, reiterativo y claro mediante el que se insufla a los ciudadanos de todas las motivaciones para no aceptar críticas o denuncias sobre las muchas fallas de los gobiernos morenistas.

Si para hacer penetrar ese discurso se requiere de abusar en el uso de recursos públicos para fines partidistas o machucar las normativas, mala tarde para esos formalismos legales. Sobre todo porque en las elecciones de 2024 necesitarán los más votos posibles de la capital para la candidatura presidencial.  

Los Mini-me del tabasqueño coparán el espacio capitalino para atacar a la oposición, movilizar más efectivamente a los convencidos y beneficiarios de programas, y replicar el tono rijoso de Palacio. Ya veremos si el experimento les resulta.  

Salvador Camarena 16.07.2021 Última actualización 16 julio 2021 7:7

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