“En el mundo real, cuando llegas a donde estoy yo, hay otras cosas que pones en consideración”, dice el personaje que interpreta al periodista Mike Wallace en la película El Informante (1999).
En la trama, Wallace reclama a su productor (interpretado por Al Pacino) que esté filtrando al New York Times detalles de la pugna dentro de la CBS, que amenaza con impedir la salida al aire de una investigación periodística sobre la industria cigarrera.
“No estoy hablando sobre ser una celebridad, no es cuestión de vanidad, o de cuidar a la empresa”, explica Wallace. “A lo que me refiero es lo que pones en consideración cuando estás más cerca del final de tu vida que del principio de ésta. Qué crees que es lo que uno piensa en esa etapa. ¿En el futuro?: ¿En el futuro haré esto? o ¿Quiero convertirme en aquello?’ No. Lo que piensas en ese momento es: Al final, cómo voy a ser recordado, cuando me haya ido. Porque la historia recordará sobre todo lo último que hiciste”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha repetido en diversas ocasiones que la Secretaría de Gobernación ya no es como antes, que ahí ya no regañan, que esa dependencia ya no asusta.
Y qué bueno que como consecuencia del cambio de gobierno, en la Segob ahora se busque más un perfil dedicado a los derechos humanos. Pero la pregunta es si además de la labor que realiza Alejandro Encinas se hace algo sustantivo en Gobernación.
La titular de esa dependencia, Olga Sánchez Cordero, no es una voz predominante o de referencia en los debates.
Aunque cuentan que ella ha advertido que nadie debe equivocarse, que ella es la interlocutora de la gobernabilidad en el país, la rectora de las políticas de interior, esas versiones refuerzan lo evidente: si la secretaria de Gobernación tiene que andar repitiendo que es la puerta más importante de la administración, entonces no lo es. Si tienen que desmentir que no se ha ido…
Sánchez Cordero no gravita en la discusión sobre la nada laica alianza de la Presidencia de la República con las iglesias evangélicas. Sánchez Cordero sigue en Twitter, como los otros mortales, el reporte de la discusión del Ejecutivo con el Legislativo sobre la agenda de probables leyes.
Y por supuesto Sánchez Cordero está al margen de la importante agenda migratoria.
Rasurada de sus funciones policiales, a Gobernación le corresponden relaciones con el Legislativo, con las iglesias, con medios de comunicación, la política poblacional y migratoria y, desde luego, los derechos humanos.
Qué opinará la secretaria Olga de la majadera forma en que el gobierno en el que participa descalificó a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por la recomendación sobre las estancias infantiles. ¿Valida los términos de esa respuesta?
¿Opinará que la trastada de Baja California, que pretende reelegir por tres años a un gobernador que ni ha empezado su periodo, constituye una amenaza para la gobernabilidad y la República? ¿Creerá de verdad que es suficiente su argumento de que ella está esperando ver qué recursos de anticonstitucionalidad se interponen para proceder al respecto?
Antes se decía que no es preciso que el titular de Gobernación sea visto, que con que se adviertan su capacidad y poder bastaba.
¿Sánchez Cordero 1) autorizó y 2) secunda lo dicho por su subsecretario de Gobierno (es un decir), quien encuentra de lo más natural un argumento huizachero de que se puede ampliar el mandato en Baja California porque en la boleta electoral no advertía que el periodo del gobernador era por dos años?
Nada de salirse por las ramas como el presidente, que ayer argumentó que todos tienen derecho a expresarse: el subsecretario de Gobierno aceptó esa chamba no por los derechos que adquiría (esperamos), sino por los deberes.
Y andar buscando atajos para que anticonstitucionales reeleccionistas se salgan con la suya no está en la descripción de su puesto. Que tan alto puesto de Gobernación publique a favor de ampliar el mandato de Jaime Bonilla es un mensaje importante. Si lo autorizó Sánchez Cordero, grave, si no lo autorizó y no lo corrió… pues qué pachanga es esta.
Luego de una carrera en el Poder Judicial, ¿estará consciente Sánchez Cordero que de seguir como va quizá pase a la historia por haber convertido a Gobernación en una entidad más de la administración, una que opera en contra de la gobernabilidad? ¿Que lo que hoy por hoy sólo podrá presumir en Wikipedia es que fue la primera mujer a cargo de Bucareli?
Contrario a lo que dice el presidente López Obrador, esta Segob sí da miedo. Espanta que esté tan ausente.