Opinión

Enrique Quintana: En México nos gusta el dinero… en efectivo

El efectivo. | Los mexicanos preferimos traer billetes y monedas en los bolsillos por diversos motivos | Fuente: Shutterstock

De acuerdo con los datos más recientes del Banco de México, la cantidad de billetes y monedas en circulación en la economía del país equivale a 15 mil 960 pesos en promedio por cada mexicano.

¿Ya contó usted el efectivo que tiene? ¿Es esa cantidad?

Algunos estudios han señalado que con la pandemia bajó la preferencia de la gente por efectivo, debido al temor de que pudiera ser un vehículo de contagio por la cantidad de manos que lo tocan.

Sin embargo, la realidad es que apreciamos más y más el efectivo.

En los últimos 12 meses, la cantidad de billetes y monedas en circulación creció en 18.5 por ciento a pesar de que la economía va a caer en este año en casi 9 por ciento.

La explicación de este crecimiento deriva, sobre todo, del aumento en la circulación de billetes de mayor denominación.

Por ejemplo, el billete del cual existen más piezas en poder del público es el de 500 pesos. Hay actualmente 3 mil 59 millones de billetes de esta denominación. Hace un año, la cifra era de 2 mil 377 millones. Su crecimiento anual fue de 28.6 por ciento.

En contraste, los billetes de menor denominación incluso han decrecido. Hay 619 millones de unidades del billete de 50 pesos, lo que implica una reducción anual de 2.2 por ciento.

¿Cómo explicar esta preferencia por el efectivo al mismo tiempo que el uso de billetes “más grandes”, como decimos coloquialmente?

A mi juicio, hay dos explicaciones.

Por un lado, están los controles cada vez más estrictos que realiza la autoridad fiscal para seguirle la huella a los gastos que realizan los contribuyentes, empresas y personas, a través de sus movimientos bancarios y financieros.

Prácticamente cualquier transacción bancaria deja un rastro, por lo que, en caso de que las personas no quieran que sus operaciones sean detectadas por el fisco, deben realizarlas en efectivo.

La otra explicación tiene que ver con la presencia de la economía informal. El día de hoy, el INEGI dará a conocer su medición más reciente de la economía informal.

El corte anterior, correspondiente a 2018, establecía que un 22.5 del PIB fue generado por el sector informal. Esto implica un monto de 5.5 billones de pesos.

Pero, además, hay 15 millones de personas en el sector informal, sobre todo en el comercio y la construcción, y aproximadamente 16 millones más que son empleados informales, aunque muchos trabajen en la economía formal.

Las operaciones del pequeño comercio callejero o incluso en locales establecidos, o bien la “raya” semanal de los trabajadores de la construcción, o el pago del trabajo doméstico, solo por citar algunos ejemplos, usualmente son en efectivo. Allí no ha llegado la bancarización.

En las discusiones recientes sobre las reformas a la Ley del Banco de México se habló mucho del lavado de dinero de los dólares en efectivo.

Sin embargo, la mayor parte del lavado de dinero de actividades ilícitas no se da en dólares sino en pesos constantes y sonantes.

Los esfuerzos como el CODI, que lanzaron las instituciones bancarias y Banxico, para reducir el uso de efectivo, han resultado completamente insuficientes, de acuerdo con las estadísticas.

Los datos nos reflejan que la economía del dinero efectivo sigue siendo muy vasta y además está creciendo. Caben en ella actividades informales, pero también otras abiertamente ilegales.

Cuando arrancó esta administración se dijo que uno de sus propósitos sería crear las condiciones para reducir al mínimo el uso del efectivo.

En agosto de 2018, a un mes de que AMLO ganara las elecciones, Alfonso Romo, responsable del Plan de Nación que se había presentado, dijo: “Hay que quitar el efectivo de la economía para poder combatir la corrupción”.

Pues no sucedió.  

¿Será que sin efectivo ya no se podrían llevar esas bolsas de papel con “aportaciones del pueblo” para financiar las campañas?

Enrique Quintana 17.28.2020 Última actualización 17 diciembre 2020 7:28

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