La campaña electoral en Estados Unidos no deja de sorprender. Los vaivenes de las encuestas han seguido la trayectoria de una montaña rusa. En la recta final, la recuperación de Trump (o la caída de Clinton, como prefiera verse) ha vuelto a liberar la imaginación sobre una posible victoria del republicano. Durante varios días la ventaja de Clinton parecía irremontable, pero, como decía el catcher Yogi Berra, esto no se acaba hasta que se acaba.
¿Cómo leer los sondeos, los pronósticos y demás indicadores predictivos a tres días de la elección? Planteo aquí algunas reflexiones.
Primero, se debe poner atención a los estados clave y su impacto en el probable voto electoral, más que en el agregado de encuestas a nivel nacional que miden la intención de voto popular. Reconozco que es más noticioso y más sencillo lo segundo, pero la elección depende de cómo se vote en los estados de Florida, Ohio, Iowa y Nevada, por mencionar algunos de los diez más inciertos. Gana quien obtenga más votos electorales, no más voto popular. ¿Hay chances de que un candidato gane el voto popular y otro el colegio electoral, como sucedió en 2000? Sí, por supuesto.
Segundo, la variedad de indicadores predictivos ha abonado a una enorme riqueza informativa sobre la campaña, pero debe distinguirse lo que cada uno significa. Cual cabina de avión, el lector promedio se enfrenta a una gran variedad de indicadores (encuestas, pronósticos, apuestas, precio del dólar, etc.), pero no siempre le queda claro qué distingue a un indicador de otro. El portal TheUpshot del New York Times presenta poco más de mil ramificaciones que llevarían al triunfo de uno u otro candidato, según su suerte en los estados clave. En el 68% de ellas gana Clinton, mientras que en 31% gana Trump. Esos porcentajes sólo reflejan que Hillary tiene más vías de triunfo, pero no quiere decir que sus chances de ganar son 2 a 1 sobre Trump.
Los pronósticos que calculan varias organizaciones dan otros porcentajes distintos. El mismo rotativo neoyorquino da a Clinton una probabilidad de triunfo de 87%; los expertos del HuffingtonPost le dan 98%, y el portal FiveThirtyEight, más conservador en su estimación, le da 69% (aunque llegó a estar en 88% hace unos días). En estos pronósticos pesan mucho los estados en los que Clinton tiene un 99% de probabilidad de triunfo, pero las variaciones reflejan la lectura de los estados inciertos: Para FiveThirtyEight, Florida es un volado (50-50); TheUpshot lo inclina a Clinton (68-32). Las preferencias en los estados, no sólo el voto popular nacional, mueve estos pronósticos.
Hasta ahora no he visto ningún pronóstico que cante la elección para Trump. Sin embargo, sí hay varias encuestas en las que el magnate va adelante o empatado en el voto popular. La encuesta que hace Langer Research para Washington Post/ABC News fue muy citada en esta semana, debido a que mostró cómo Trump remonta en sólo unos días una desventaja de 12 puntos para ponerse uno adelante de Clinton.
Algo menos comentado fue la nota del encuestador Gary Langer en la que compara los resultados de las encuestas de esos medios en las últimas seis elecciones presidenciales. La buena para Clinton es que las encuestas a una semana de distancia traían un ganador cruzado tanto en 2004, cuando Kerry iba un punto arriba de Bush, y en 2012, con Romney un punto adelante de Obama. La mala para la demócrata es que las últimas encuestas de esos medios han subestimado al candidato republicano por dos puntos en promedio. No es el tamaño del voto escondido trumpista que muchos se imaginan, pero algo vale.
El tiempo se acaba. A cuatro días del desenlace de esta larga campaña, ¿a cuál de los dos apostaría usted para ganar la elección? ¿A Clinton, que se mantiene adelante en los pronósticos y en el conteo de voto electoral probable? ¿O a Trump, quien va cerrando brecha en voto popular y podría dar la sorpresa si inclina estados clave a su favor? En mi opinión, creo que los pronósticos que favorecen a Clinton se confirmarán este martes, por lo que pongo mi apuesta en las encuestas y sus derivados, no en el factor sorpresa. Subrayo, no obstante, que en la reciente Serie Mundial, los Cachorros de Chicago tenían los pronósticos en contra cuando perdían la serie 3 a 1. Esto no se acaba hasta que se acaba.