Moscú podría responder a las sanciones occidentales abandonando el acuerdo más reciente con Estados Unidos sobre armas nucleares, cortando lazos diplomáticos con países de Occidente y congelando sus activos.
Así lo señaló Dmitri Medvedev, Vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia quien también advirtió que Moscú podría restaurar la pena de muerte después de que Rusia fuera expulsada del principal grupo de derechos humanos de Europa.
Las sanciones occidentales impusieron nuevas restricciones a las operaciones financieras rusas, entre ellas una prohibición draconiana a las exportaciones de tecnología a Rusia, y congelaron los activos de Putin y su Ministro de Relaciones Exteriores.
La dura respuesta eclipsó las restricciones occidentales anteriores. Washington y sus aliados dijeron que son posibles sanciones aún más severas, como la expulsión de Rusia de SWIFT, el sistema dominante para las transacciones financieras globales.
De acuerdo con la agencia AP, Medvedev descartó las sanciones como una muestra de la “impotencia política” occidental, diciendo que solamente consolidarán el liderazgo ruso y fomentarán los sentimientos antioccidentales.
“Estamos siendo expulsados de todas partes, castigados y amenazados, pero no tenemos miedo”, agregó, burlándose de las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados como un intento de reivindicar sus pasadas “decisiones vergonzosas, como una retirada cobarde de Afganistán”.
Medvedev fue Presidente provisional de Rusia en 2008-2012, cuando el ahora Presidente Vladimir Putin tuvo que cambiar al puesto de Primer Ministro debido a los límites de mandato. Putin recuperó la Presidencia posteriormente y Medvedev se desempeñó como su Primer Ministro durante ocho años.
Subrayó que las sanciones occidentales ofrecen al Kremlin un detonante para revisar por completo sus lazos con Occidente, lo que indicó que Rusia podría optar por no participar en el nuevo tratado de control de armas nucleares START, que limita los arsenales nucleares de Estados Unidos y Rusia.
El tratado, que Medvedev firmó en 2010 con el entonces Presidente estadounidense Barack Obama, limita a cada país a tener no más de mil 550 ojivas nucleares desplegadas y 700 misiles y bombarderos desplegados, y prevé inspecciones generales in situ para verificar su cumplimiento.
El pacto, el último acuerdo restante de control de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia, expiraba en febrero de 2021, pero Moscú y Washington lo extendieron por otros cinco años.