Porque Trump y la prensa nada más no se llevan bien
Donald Trump anunció este sábado que no asistirá a la tradicional cena anual que organiza la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, prevista para el próximo 29 de abril, a la que suelen asistir los presidentes en turno de Estados Unidos y en la que incluso se acostumbra que los mandatarios den un discurso más relajado, que llega a incluir bromas.
"¡Por favor deseen el bien a todos y tengan una gran velada!" escribió Trump en el tuit con el que rechazó la invitación a la cena con los periodistas.
La relación entre Donald Trump y algunos medios es tensa desde que el magnate estaba en campaña, durante la cual vetó, por ejemplo a The Washington Post. Luego de su triunfo el pasado noviembre frente a la demócrata Hillary Clinton, el entonces presidente electo arremetió durante una conferencia de prensa contra periodistas de la cadena CNN y del sitio BuzzFeed, a los que acusó de difundir "noticias falsas".
Apenas este viernes, la Casa Blanca vivió otro round con la prensa, luego de que se le negara el acceso a una reunión informal con el secretario de prensa Sean Spicer a medios críticos con la administración de Trump como The New York Times, Los Angeles Times, CNN y Politico. En cambio, medios como Breitbart News, considerado como racista y de extrema derecha, sí pudieron reunirse con el vocero presidencial.
LA ÚLTIMA CENA CON OBAMA
Durante su última participación en la cena de gala con corresponsales asignados a la Casa Blanca, el expresidente Barack Obama aprovechó para lanzar varios chistes acerca del entonces aspirante a la candidatura presidencial republicana, Donald Trump.
En este evento, los presidentes en turno suelen hacer un monólogo donde incluyen bromas políticas. En 2016, el último año de Obama en la Casa Blanca, el demócrata preguntó a los asistentes "¿Esta cena es de mal gusto para Donald Trump? ¿Qué haría para reemplazarla?". Bueno, la verdad es que ahora ya sabemos.
Incluso, el expresidente Obama aseguró en esa ocasión que Trump tenía amplia experiencia en la escena de la política internacional como "Miss Suecia. Miss Argentina. Miss Azerbaiyán". Seguro la broma no le gustó al magnate, quien era dueño del certamen Miss Universo y cuya esposa Melania, la actual primera dama, fue modelo profesional.