Porque a Peña aún le quedan dos años de gobierno
"No llegué a la presidencia para ganar una medalla de popularidad, vine a gobernar a México".
Así es como el presidente Enrique Peña Nieto respondió al periodista Joaquín López Dóriga cuando lo cuestionó sobre su baja aceptación entre los mexicanos. Por ejemplo, de acuerdo con la encuesta Voto Millennial realizada por Alejandro Moreno para Nación321, a 86% de los millennials no les late el mandatario.
Para Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, niveles bajos de aprobación no le convienen al mandatario ni tampoco a México. "No lo vendes bien (al país) en el extranjero, no atraes inversión o generas confianza para que vengan más personas”, dijo.
De acuerdo con encuestas nacionales realizadas por Consulta Mitofsky, Reforma y Parametría, el mandatario mexicano inició su cuarto año con una aprobación ciudadana entre 29% y 22%, cifra nunca antes registrada para algún mandatario en ninguna de las tres agencias. "Ha sido el presidente peor evaluado al llegar a su cuarto año. Es lo más bajo que hemos visto”, dijo Campos.
Según la última encuesta de Reforma, el presidente tiene un 12% de aprobación al iniciar enero de 2017.
¿GOBERNAR SIN POPULARIDAD?
Sí se puede, afirma Alejandro Moreno, doctor en Ciencia Política y director de encuestas de El Financiero.
"Aunque limita el campo de acción, alienta una prensa más crítica y se vuelve casi un deporte atacar al presidente. En este caso tendremos que ver si el presidente ha perdido capacidad de negociación con el Congreso para pasar iniciativas, reformas o programas, y ahí veremos si gobierna o no"
Moreno dice que a quien afecta la popularidad es al propio Peña. “Podría afectar a la ciudadanía si se diera una especie de inactividad del presidente en los siguientes años, pero esto es pura especulación”.
En tanto, Roy Campos agrega que, a dos años de que el mandatario deje el poder, Peña debería apostar por hacer historia.
"Lo que Peña debería estar pensando es entender que su popularidad no va a subir, entonces tiene que jugar a la historia, que este gobierno al final sea evaluado por los resultados que dieron sus decisiones, aunque sean posteriores a su administración".
EL CAMINO A 2018
Y en el campo electoral Roy Campos dice que una baja popularidad no le conviene a nadie. “Al PRI mucho menos porque con la evaluación de este presidente es muy difícil pelear por la presidencia. Es decir, sí importa descalificar a un gobernante”.
En 2015, los gobernadores peor evaluados Sonora y Nuevo León perdieron las elecciones para sus partidos. En 2016 ocurrió lo mismo con Veracruz y Chihuahua.
Por ello, Campos recomienda al presidente cuidar su imagen y alejarse de asuntos frívolos porque cada vez que aparece en actos de este tipo el error y la crítica es mucho más fuerte que el aplauso.
Alejandro Moreno concuerda con este punto y agrega que, para revertir un poco de esta situación, Peña Nieto tendría que trabajar para mejorar las condiciones de economía, seguridad y corrupción.
“Si algo tiene el gobierno de Peña es la capacidad de sorprendernos, incluso lo ha demostrado tomando decisiones imprevistas como la visita de (Donald) Trump”.
LA CAÍDA
Alejandro Moreno y Roy Campos concuerdan en que el sexenio de Peña Nieto ha tenido un antes y después tras la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y el escándalo por corrupción de la Casa Blanca.
Para Roy Campos, la popularidad de Peña en sus cuatro años se puede dividir en etapas. La primera sería la “reformista”, periodo en el que presidente se llevó bien con todas las fuerzas políticas, sacó las reformas que quiso y en donde mantuvo una aceptación buena.
“Todo iba bien cuando se le viene encima lo de Iguala e inicia una segunda etapa. Hay una embestida, una oposición muy evidente, no reacciona bien ante la crisis y cuando apenas va pasando este asunto viene otro escándalo, el de la Casa Blanca. Ese trimestre fue el peor, se desploma su popularidad y comienza una caída que ya no para”, dice Roy Campos.
La tercera etapa es como un impasse, una donde no cae mucho su aprobación y que va de mediados de 2015 hasta junio de 2016, tiempo en que los partidos se encontraban en etapa electoral.
“Ahora, inicia una cuarta etapa rumbo a 2018. A todos les conviene tener un presidente débil y en donde a Peña Nieto no se le perdone nada”, termina Campos.